EL MUNDO VISTO A LOS NOVENTA AÑOS

Un autorretrato otoñal, un epílogo sin aspavientos, una despedida sinsobreactuarHay una necesidad real, acuciante, de explicar algunascosas (y, con ellas, de explicarse a uno mismo).Este libroahonda en el rodar de las generaciones: cómo uno se siente parte delgrupo, protagonista de la vida y de la sociedad y, al poco, sin quenadie haga nada, se percibe ese deslizamiento natural hacia ?lareserva?. También contiene, en parte, una celebración de la vida quellevará al lector joven a reflexionar sobre lo que puede y debe hacercon la suya antes de alcanzar ese periodo de retirada.Reivindica la propia mirada como forma de defenderse de la detodos y explica cómo hay tantos mundos como personas que lo miran.